La visita es la primera del rey a Cataluña desde el fallo que impuso duras penas a los líderes del fallido proceso de secesión de 2017, que puso a los independentistas en estado de ebullición permanente y derivó en graves enfrentamientos entre manifestantes y policías entre el 15 y el 18 de octubre.
El monarca presidirá un acto de entrega de premios acompañado por la Reina y sus dos hijas, quienes visitan por primera vez Barcelona en un contexto de gran hostilidad.
“No tenemos ni rey ni miedo”, es el lema lanzado por los Comités de Defensa de la República (CDR) en su mensaje que llama a “bloquear” con protestas el acto que presidirá Felipe VI, en el que probablemente tendrá protagonismo su hija mayor Leonor, Princesa de Asturias y Girona.
La ceremonia está organizada por la Fundación Princesa de Girona, que anualmente premia a jóvenes innovadores y emprendedores, y este año decidió trasladarse al Palacio de Congresos de Cataluña, en Barcelona, con la intención de dar más pompa a su décimo aniversario.
Lo que no preveía era que el acto coincidiría con la campaña electoral y un momento político tan convulso para Cataluña y España.
Al margen de que la figura del rey ha sido siempre rechazada por el independentismo, Felipe VI se convirtió en el “enemigo” de los secesionistas cuando tras el referendo de autodeterminación de 2017 pronunció un discurso que allanó el camino de la intervención de la norteña región.
El rey, quien hace dos años no se solidarizó con las personas que resultaron heridas por la policía cuando intentaban votar en el referendo que había sido prohibido, personifica para los independentistas el desprecio del Estado español hacia sus reclamos.