Uno de los puestos de MSF en Beirut.

Uno de los puestos de MSF en Beirut.

Líbano registró desde el 4 de agosto, día de la explosión en Beirut, más casos positivos de coronavirus que los detectados en los seis meses anteriores, según cifras oficiales que resumen el panorama sanitario “preocupante” que describió a Télam Declan Barry, coordinador de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el país de Medio Oriente.

“Estamos muy preocupados por el resurgimiento de casos de coronavirus. Tras la explosión no fue posible respetar la distancia social por las movilizaciones para responder a la emergencia”, contó el pediatra de la ONG que se estableció en Líbano en 2008, en los últimos años trabajó especialmente con los refugiados palestinos y sirios e intensificó sus tareas en la actualidad ante la pandemia.

La detonación, según las investigaciones por casi 3.000 toneladas de nitrato de amonio almacenados sin precauciones en el puerto, mató a al menos 200 personas, provocó más de 6.000 heridos y dejó sin hogar a 250.000 habitantes de la capital.

El servicio de salud estaba colapsado incluso antes de la explosión y ahora esto lo empeoró significativamente.

Declan Barry

“La respuesta fue inmediata, aunque el volumen de necesidades desbordó la capacidad de las ambulancias y hospitales alrededor de Beirut. La respuesta supuso todo un desafío ya que muchos centros sanitarios tenían previamente otros pacientes que tuvieron que ser trasladados a otros centro del país”, recordó Barry, parte de la misión que integra también el argentino Lucas Molfino.

“Una explosión de este poder y las víctimas masivas que provocó es algo que nadie esperaba ni para lo que se estaba preparado, pero los hospitales y las ambulancias realmente hicieron un trabajo fenomenal para salvar tantas vidas como fuera posible”, añadió.

Los niñez, uno de los temas principales.

Los niez, uno de los temas principales.

La onda expansiva dejó inhabilitados a tres hospitales y otros dos quedaron parcialmente dañados, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que generó un desastre epidemiológico por el hacinamiento en los centros de salud que quedaron en pie, el traslado de heridos sin medidas preventivas, la imposibilidad del distanciamiento social entre quienes se quedaron sin hogar y la pérdida de insumos médicos.

“Hubo una serie de centros de atención primarios de salud en los alrededores del puerto que fueron destruidos y, de hecho, una serie de almacenes que contenían muchos suministros médicos también fueron dañados por la explosión, por lo que hay una gran preocupación en términos de garantizar el acceso a la atención médica en las próximas semanas y meses”, afirmó Barry.

Este escenario se refleja en la cantidad de contagios por coronavirus informados oficialmente: hasta el 4 de agosto la cifra de positivos acumulados desde el inicio de la pandemia era de 5.200 y ese número hoy se duplicó con más de 11.000 casos.

Además, el repunte de contagios se explica por las cientos de miles de personas que sin protección ni distanciamiento salieron a las calles de Beirut para protestar y denunciar la responsabilidad de las autoridades y los máximos referentes políticos del país.

Las manifestaciones llevaron a la renuncia del ahora exprimer ministro, Hassan Diab, y, en este contexto de debilidad política, el Gobierno interino entregó más poderes al Ejército y decretó una cuarentena parcial con toque de queda nocturno.

En la base de toda esta situación está la crisis económica y financiera sin precedentes que atraviesa el país: “Hace aproximadamente un año se estimó que el 30% de la población libanesa vivía en la pobreza y esa cifra aumentó hasta aproximadamente el 50%”, resumió Barry.

Un paisaje de desolación.

Un paisaje de desolacin.

En relación a la pandemia, indicó que “la gran preocupación es que estos grupos vulnerables no pueden protegerse ni aislarse, deben abandonar el hogar para conseguir comida o ir a trabajar y conseguir dinero”.

“También existen condiciones muy antihigiénicas, a menudo viven muy hacinados y con poca ventilación, por lo que existe un riesgo muy alto de transmisión en estas comunidades”, añadió.

El médico explicó que la asistencia sanitaria también quedó golpeada por esta crisis económica: “El servicio de salud estaba colapsado incluso antes de la explosión y ahora esto lo empeoró significativamente”.

Previo a la detonación y ante este escenario, MSF viene realizando un trabajo intensivo ofreciendo atención médica primaria, tratamiento para enfermedades agudas y crónicas, servicios de salud mental y reproductivo, siempre de forma gratuita, destinado a comunidades vulnerables, incluyendo los refugiados sirios que huyeron de la guerra en su país.

Tras el 4 de agosto profundizó sus tareas en el territorio y junto a otras ONGs establecieron, en coordinación con el Ministerio de Salud local, varios puntos de primeros auxilios en Beirut y garantizaron además que muchas personas que toman medicamentos para enfermedades crónicas no vean interrumpidas su tratamiento.

En cuanto al coronavirus, la organización realiza tareas de concientización sobre el virus, participa en la entrega de kits de higiene y mascarillas, garantiza el acceso de test en áreas de difícil acceso y grupos vulnerables y colabora en establecer centros de aislamiento para aquellos que dieron positivo.

Fuente: https://www.telam.com.ar/notas/202008/505680-explosion-coronavirus-y-crisis-la-cruda-situacion-en-beirut-contada-por-un-medico-de-msf.html

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