En segunda votación, cuando se contabiliza la mayoría simple, es decir sumar más votos a favor que en contra de los 350 de la cámara, la no asistencia de los cuatro políticos presos contarían como abstenciones, lo que facilitará la reelección del socialista Pedro Sánchez.
El presidente en funciones, ganador de los comicios del 28 de abril último, podrá ser investido si además de recibir los votos de su Partido Socialista (PSOE), consigue el apoyo del partido de izquierda Unidas Podemos, sus confluencias regionales (Compromís y Equo), los nacionalistas vascos y partidos regionales minoritarios (Coalición Canaria y Partido Regionalista de Cantabria).
Sánchez no necesitaría pactar con los independentistas catalanes una abstención, ya que la conseguiría de forma automática por la ausencia de cuatro de los 22 secesionista presentes en la Cámara Baja. El conservador Partido Popular (PP), los liberales de Ciudadanos, y los ultraderechistas de Vox, votarán en contra, como también tienen previsto hacer los independentistas catalanes y vascos.
Las negociaciones, no obstante, serán complejas, ya que Sánchez pretende gobernar en solitario, mientras su principal socio, Unidas Podemos, reclama un Ejecutivo de coalición.