Mateo Banks era el presidente de la Liga Popular Catlica, fue cnsul honorario de Gran Bretaa, miembro del Partido Conservador y socio del Jockey Club.
Soraya era el nombre de un barco a vapor que, desde la segunda dcada del siglo XX, cubra una vez por mes la ruta entre Buenos Aires y Usuhaia. De modo que el 10 de junio de 1949 zarp del puerto ms austral del mundo hacia el Ro de la Plata.
Entre sus 25 pasajeros haba un hombre cuyo porte fornido, aunque levemente encorvado, disimulaba sus 77 aos.
Muy parco, en toda la travesa apenas cruz algunas frases con los otros tres ocupantes del camarote que corresponda a su boleto de la tercera clase, un cubculo estrecho como un calabozo.
All, debajo de su litera, encontr un ejemplar del diario Clarn fechado un mes antes. l lo lea cada noche de punta a punta. As supo, por ejemplo, que el presidente Pern haba nacionalizado los servicios pblicos; que Oscar Glvez fue el vencedor del Gran Premio Eva Pern, corrido en los bosques de Palermo, y que, en China, un tal Mao Tse Tung creaba la Repblica Popular.
Por las tardes, enfundado en un capote negro, sola permanecer en la cubierta con los ojos clavados en un punto indefinido del horizonte.Al cabo de diez das, desembarc con un bolso marinero de lona blanca que atesoraba todas sus pertenencias.
Buenos Aires, desde luego, le result irreconocible.
Tal incertidumbre ya se le haba hecho carne al llegar en trolebs a una esquina del barrio de Flores. Luego, siguiendo las indicaciones de un canillita, camin unas cuadras hasta encontrar, en la calle Ramn L. Falcn al 2100, el hotel Ambassador, que en realidad era una pensin de mala muerte.
En la recepcin se registr con el nombre de “Eduardo Morgan”. Pero se trataba de Mateo Banks, el homicida mltiple ms desaforado de la historia policial argentina. Tras 27 aos en la sombra, aquella sera su primera noche de libertad en tierra firme.
Maanas campestres
Siete de los ocho fretros alineados en el cementerio de Azul.
El primer signo visible de esta trama ocurri durante la madrugada del 19 de abril de 1922 en las afueras de la ciudad bonaerense de Azul, cuando Banks acudi intempestivamente al campo del mdico Rafael Marquestau. Tal honor se deba a que ste era propietario del nico automvil de la zona: un flamante Ford T. El visitante luca nervioso y desencajado. Poco despus, ambos fueron a bordo del vehculo hacia la comisara local.
En el trayecto, Banks desliz de manera atropellada ciertos retazos del drama que lo envolva: seis familiares suyos haban sido asesinados por un par de peones en un intento de robo, segn su versin.Dos de esos crmenes sucedieron en la estancia La Buena Suerte. Los restantes, en El Trbol. Esos campos pertenecan a la familia Banks.
Entonces, el mdico quiso saber qu haba ocurrido con los presuntos matadores. Por toda respuesta, Banks rompi en llanto.Aquel aspecto del asunto recin lo complet en la sede policial, ante el comisario Luis Bidonde.
En resumen, los dos peones habran muerto en sus manos. Uno en el galpn de La Buena Suerte. Y el otro, durante un trepidante tiroteo ocurrido en un camino situado a un kilmetro de all. Para probarlo, le mostr al polica la marca de un disparo que haba rozado la puntera de su bota derecha.
El documento de Banks, que tena 50 aos cuando consum el mltiple homicidio.
A continuacin, don Mateo, el mdico y una comisin de uniformados, con Bidonde a la cabeza, partieron hacia el sitio de los primeros homicidios.All, sobre un colchn y cubierto por una manta, yaca Dionisio Banks, el hermano mayor del denunciante. Los perdigones de un escopetazo le haban destrozado la espalda.
El cuerpo de su hija, Sarita, de apenas 12 aos, flotaba en el jagel. Ella exhiba golpes en la cabeza y dos escopetazos en la espalda.
Por su parte, uno de los peones –identificado como Juan Gaitn– estaba tirado bajo el alero del galpn con el pecho acribillado por una perdigonada. Junto a l, haba una escopeta calibre 12 milmetros.
Seguidamente, la comitiva se dirigi hacia El Trbol. Y en un pastizal, a unos 20 metros del camino, estaba el otro pen –Claudio Loiza–. En su hallazgo contribuy una nube de moscas que revoloteaba sobre sus despojos. Tena un balazo en el estmago y su mano aferraba un revlver.
Ya a unos 100 metros de la tranquera se toparon con un bulto cubierto con una colcha blanca. Al descorrerla, Marquestau reconoci a Mara Ana Banks, la hermana solterona de Mateo. Mostraba un perdigonazo al costado de un omplato. Sus ojos desorbitados indicaban que muri mientras hua.
El siguiente descubrimiento se produjo en un jardn, junto al casco del establecimiento. La vctima tambin haba sido cubierta por una colcha, de la cual sobresala una pierna de mujer. Era Julia Dillon de Banks, la esposa de Miguel, el hermano mayor de Mateo, quien a su vez haba sido muerto en su propio lecho. Y al igual que los otros cadveres, fue cuidadosamente tapado con una frazada, detalle que le daba la apariencia de estar durmiendo.
En otra habitacin, estaba su hija, Cecilia –de 14 aos–. La postura de su cuerpo indicaba que, al ser baleada, implor por su vida, dado que exhiba una herida en la mano del mismo proyectil que luego le atraves el corazn.Mateo rompi nuevamente en llanto; el mdico intentaba consolarlo, sin que Bidonde interrumpiera su inspeccin del lugar.
Fue en aquellas circunstancias cuando, para la sorpresa de los presentes, fueron halladas dos sobrevivientes: Anita Banks, de tres aos, y Mara Gaitn, de cuatro. La primera era la hermana de Cecilia y la otra, hija del pen. Ellas estaban encerradas en una habitacin del fondo.
–Claro! El desgraciado no iba a matar a su hija –solt Mateo.
El comisario lo mir con escepticismo.
Banks, a punto de salir del penal de Ushuaia. All lo llamaban Mateocho.
El trbol de la mala suerte
Durante ese mismo mircoles, Banks ratific sus dichos ante el comisario y, luego, en la declaracin que le tom el juez Gualberto Illescas.El estanciero luca abrumado, y su voluminoso cuerpo, rematado por una tupida cabellera roja, pareca una marioneta con los hilos cortados.
Nada quedaba de ese hombre jovial y caballeroso que sola brillar entre la sociedad ganadera de la prspera ciudad de Azul, en donde su padre –un irlands que haba escapado de las pestes y guerras europeas– se estableci en 1862. Casi medio siglo ms tarde, su fallecimiento dej a sus hijos unas 400 hectreas y cinco mil cabezas de ganado.
El juez lo observaba con equilibradas pulsiones de curiosidad y cautela. Esto ltimo, a sabiendas de que cualquier error de apreciacin podra costarle la carrera, dado el hndicap del personaje.
Don Mateo –casado con Martina Gainza y padre de cinco vstagos– era el presidente de la Liga Popular Catlica y acostumbraba a portar el palio en las procesiones. Tambin fue cnsul honorario de Gran Bretaa, miembro del Partido Conservador y socio del Jockey Club.
La furia homicida inspir un tango.
Pero Illescas tambin estaba al tanto de su lado oscuro: don Mateo no era muy afecto a honrar debidamente sus deudas de juego, mantena un tren de vida superior a sus ingresos y supo falsear una declaracin de bienes al Banco Nacin para obtener un crdito. O sea, acariciaba la bancarrota.
Pero su tragedia familiar –conjetur el juez– revertira esa situacin. De manera que, en un abrir y cerrar de ojos, pas a ser el principal sospechoso.En otro abrir y cerrar de ojos se vio arrinconado por las evidencias.
A partir de entonces, comenz a distraer la investigacin con sucesivas variaciones de lo ocurrido, las cuales iba exponiendo con la destreza propia de un avezado dramaturgo. Y siempre con el propsito de atenuar su culpa.
La ms audaz fue reconocer haberle encargado a Gaitn las muertes de Dionisio y Miguel a cambio de mil pesos por cadver. Pero el pen –segn sus dichos– no solo se habra excedido en su misin al matar a las otras vctimas sino que, adems, pretendi cobrar mil pesos por cada una, en complicidad con Loiza. Y eso habra desatado una disputa que concluy con los asesinatos de los dos peones. Lo cierto es que, tras otras tantas declaraciones, Banks fue cercado finalmente por la verdad.
En la maana de aquel fatdico da, primero envenen con estricnina las comidas en ambas estancias. Pero Miguel se dio cuenta de la maniobra y con un tono increblemente campechano, le dijo: “Fuiste vos, che”.
Ello deriv en su eleccin por las armas.Entonces fue en sulky hacia La Buena Suerte. All asesin a Dionisio y a Sarita. En ese instante, lleg Gaitn, a quien recibi con un escopetazo.
Tras ello, regres a El Trbol, encontrndose all con Loiza, a quien le pidi que lo acompaara al pueblo. El pen qued muerto en un recodo del camino.
Ya por la noche, la mat a Mara Ana; despus hizo lo propio con Julia y Cecilia. Por ltimo, se encamin hacia el dormitorio de Miguel.Al recibir el tiro, ste crey que se trataba de un accidente. Y siempre tan campechano, dijo sus ltimas palabras: “Se te escap un tiro, che”.
La ducha del final
En el penal de Tierra del Fuego, Banks concedi una entrevista al diario Crtica.
El proceso judicial contra Banks cautiv al pblico.Un tribunal de la ciudad de Azul lo conden a reclusin perpetua (que en la prctica significaban 25 aos de crcel). Pero ese fallo termin anulado por “vicios de procedimiento”.
Entonces tomaron cartas en el asunto los integrantes de la Cmara 3 de Apelaciones de La Plata. Al respecto, hubo un hecho que merece ser evocado.El defensor, Antonio Palacios Zino, era una estrella jurdica de la poca. Y saba que a su cliente le tiraran el Cdigo Penal por la cabeza. Por ello, urdi una estrategia absolutamente teatral: antes de que empezara la nica declaracin presencial del acusado ante los camaristas, le proporcion a ste una pastilla de cianuro con una dosis no letal.
Banks deba sorprenderlos, levantndose del banquillo para proclamar su inocencia, antes de tragar el veneno.Segn el letrado, eso impresionara a los jueces. Adems, supo venderle previamente la “exclusiva” al diario Crtica. Tanto es as que un cronista y un fotgrafo cubran la cuestin.
A la hora sealada, Palacios Zino empez a hacerle gestos a Banks para que tomara la capsula. Pero ste se obstinaba en mirar hacia otro lado.Las muecas del doctor adquirieron un nivel de desesperacin rayano al ridculo. Hasta Banks lo observaba, ya decidido a no simular su suicidio.
La crcel del fin del mundo
Al final, la Cmara ratific la condena expedida en Azul.Banks fue alojado en el inhspito presidio de Ushuaia, All, los presos lo bautizaron con el simptico mote de “Mateocho”.
El antiguo estanciero fue liberado en 1949, luego de permanecer durante un cuarto de siglo tras las rejas.Al principio, pens en regresar a su terruo natal. Pero al intuir que all no sera bienvenido, opt por establecerse en la ciudad de Buenos Aires.
Ya se sabe que all, luego de alojarse en el Ambassador, se dispona a comenzar con entusiasmo su primera noche portea en libertad.A tal efecto se prepar una reparadora ducha. Pero al abrir el grifo del agua caliente, resbal en la baera con el jabn.
Su cadver fue encontrado en la maana siguiente.